Un recopilatorio de posturas sexuales muy satisfactorias y placenteras que los hombres
pueden poner en marcha aunque tu cosa sea pequeña (o no muy grande).
Por atrás
Ha podido llegar el momento de probarlo, donde otros pueden tener problemas, tal vez haya ahí una ventaja a la hora de tener más facilidades para penetrar.
Oral
Otra de las ventajas, un pene demasiado grande puede presentar problemas para tu pareja a la hora de introducírselo. La clásica postura de rodillas puede ser una maravilla.
El desmayo
Él sentado, ella encima, pero tumbada lo suficiente como para poder hacer manualidades en su zona para que llegue al orgasmo. El miembro deja suficiente espacio para poder aplicar más placer todavía.
El falso Misionero
Él encima, pero solo apoyándose en sus muslos, y ella tumbada pero con las piernas levantadas. Así puedes empujar más y ejercer más presión, incluso todavía más si elevas su pelvis metiendo cojines debajo.
El perrito profundo
Para darle una vuelta de tuerca a la clásica penetración, ella debe llevar la cabeza a la almohada, lo que eleva su tren trasero.
La sirena resbaladiza
Un misionero a la inversa , donde él rodea a ella con sus piernas, y la sujeta con las manos. Desde abajo la penetración es más
profunda mientras roza con su parte. Y luego ya está el tema de los roles, claro.
El buen perrito
Otra evolución, perfecta para un pene de menor tamaño. Para sentir más la penetración, ella puede levantar su tronco y ejercer fuerza hacia atrás, arqueando la espalda.
Lento y deslizante
Otro misionero, pero con matices. Él, encima, se desliza por el cuerpo de ella mientras la atrapa con sus piernas. Arriba y abajo, arriba y abajo…
El juego de la presión
De pie, y por detrás, él agarra a ella la cintura. Ella pone el tronco paralelo al suelo, y se agarra al mobiliario. Con las caderas favorece la buena penetración.
El mortero
Es el momento de probar la penetración circular. Pero él estará arriba, apoyado en sus rodillas y manos, y ella, con un cojín debajo de la espalda, usará sus piernas para elevarse y atrapar a su presa. El resto es puro placer.