Incluso la persona con menos confianza en sí misma tiene al menos un rasgo que atrae a las otras personas. Y si bien es cierto identificar cuál es el más predominante, este test visual podría ayudarte a saber exactamente cuál es el rasgo que hace que la gente se enamore de ti.
Los caballos
Si viste los caballos primero, lo más adorable de tu personalidad es tu espíritu libre. Claro, es posible que tengas un trabajo de 9 a 7 en una oficina donde tengas que estar sentado todo el día, y ques tenga una cuenta de ahorros, pero todo eso es solo material, lo superficial y lo que se ve a primera vista. Las personas que pasan algún tiempo contigo (sea poco o mucho) aprenden rápidamente que la libertad es lo que más valoras. ¡Así que no tengas miedo de dejar salir tu lado salvaje para jugar más a menudo! Eres un bienvenido soplo de aire fresco dondequiera que vayas, tanto en tu forma de hablar, como de pensar y actuar.
El pájaro
Si viste al pájaro primero, lo más adorable de tu personalidad es tu naturaleza reflexiva. Eres el amigo al que todos recurren si necesitan un consejo sólido o un oído atento. Nunca te apresuras a juzgar y siempre estás listo para ayudar a tus seres queridos a resolver situaciones difíciles cuando se presentan. De hecho, seguro eres la primera persona en la que piensan cuando tienen una emergencia. Ten cuidado con recibir lo que das. Por lo general, es posible que seas el “oyente”, pero está bien que también necesites que alguien te escuche. Así que deberías tener cuidado con las personas que NO quieren hacerlo.
El rostro de la mujer
Si viste primero el rostro de la mujer, lo más adorable de tu personalidad es tu sentido del humor. Si bien es posible que no seas tan ruidoso o descarado como algunos de tus divertidos amigos, tu humor tranquilo generalmente domina una vez que finalmente te abres y te sientes lo suficientemente cómodo como para compartirlo. No es para todos, pero eso lo sabes. No te preocupes tanto por ser el centro de atención. Sé que a veces lo odias, pero con un regalo como el tuyo, ¡es inevitable!