Según una teoría ancestral Kundalini retomada por el maestro yoghi Bhajan, los bebés eligen a sus padres antes de nacer.
Una vez que un alma ha decidido reencarnar de nuevo, lo primero que hace es elegir el tipo de vida que desea tener basándose en las lecciones de vida que desea aprender. La decisión depende del propósito kármico de esa alma.
Por ejemplo, si dos almas han vivido juntas en una vida pasada, quizás siendo madre e hija, en esta nueva encarnación deseará experimentar un cambio de roles y podría tomar el papel de hija en lugar de madre.
Las almas buscan muchas veces permanecer en las mismas familias para resolver cuestiones kármicas de seres cercanos.
Una vez que esa alma elige a sus padres, se crea una conexión alrededor de la energía de la madre mientras el alma espera su nacimiento en el momento debido. Muchas veces estas conexiones se dan antes de que los padres se casen aún, pero el alma que ya ha hecho su elección, espera tranquila su momento de reencarnar.
La mamá también tienen una influencia sobre el tipo de alma que su familia recibirá. Sus pensamientos diarios, su meditación, sus deseos y propósitos crean un imán para que ciertas almas respondan a su energía personal.
El alma entra al cuerpo a los 120 días de gestación y durante estos días es importante que la madre se mantenga en un estado meditativo para atraer un alma elevada y para sensibilizarse.
Durante el embarazo, el alma de ese ser influye también en la formación del cuerpo que ocupará en esta vida y que lo ayudará a cumplir su misión.
Cuando el alma ya está dentro, comienza a tejerse a sí misma como parte de la estructura del cuerpo en el útero, un alma única, un ADN único, un potencial único.
Quizás será sólo una teoría… pero hay cientos de madres y padres que sienten que tienen una conexión kármica con sus hijos.
Es un sentimiento de saber que hemos estados juntos aprendiendo unos de otros desde muchas vida atrás.
No sólo nosotros somos sus guías de vida, sino que ellos también se vuelven nuestros maestros más enriquecedores.